Continuando con la labor histórica sobre el barrio Delicias presentamos este artículo sobre el Parque de Canterac, publicado originalmente en el periódico «Delicias al Día».

 

PARQUE DE CANTERAC

UNA CONQUISTA DE LOS VECINOS DE DELICIAS

Por José Centeno

 

En 1973 se inaugura el Parque de Canterac en Delicias. Es una necesidad imperiosa en aquellos años. Delicias, barrio ferroviario, con unos 15000 habitantes en 1950, termina en la Plaza del Carmen. Más allá es campo, tierras y huertas. El paseo Farnesio con las tapias de los talleres de la Renfe y descampados vacíos, un campo de futbol, una fábrica de cartón, la escuela Miguel de Cervantes. Al final, llegando a la calle Segovia, hay una churrería en la esquina y algunas casas molineras desde los cruces con Arca Real y Embajadores. En el paseo San Vicente muchos talleres, pequeñas fábricas, almacenes, carbonerías y escasas viviendas.

En la época del desarrollismo de los años 60 llegan de Castilla y Extremadura nuevos vecinos a trabajar a Fasa, Autógena Martínez, Fada, Inquiosa, Monel, Motransa, Beloit, Talleres Gabilondo… Las casas molineras se convierten en casas de pisos y las calles Segovia, Arca Real y Caamaño se alargan hasta el nuevo colegio de San Viator. Casas baratas, calles estrechas. Se dobla la población del barrio.

En 1969 viene un señor por la calle Hornija, sin asfaltar, observa una nave industrial vacía en un callejón entre las viviendas. Ve a unos chiquillos jugando con una pelota de goma en un solar frente a la nave. Y piensa, «No puede ser. Estos chicos no tienen dónde jugar en un barrio tan grande». Se acerca a uno acariciándole la cabeza dice:

–¿Os gusta el fútbol, cómo os llamáis?

Félix Antonio, Ricardo, Ángel, Santiago… Juan Carlos.

¿Queréis ser mis monaguillos? Voy a abrir una parroquia.

Es el cura Millán Santos. Juan Carlos se quedó enganchado de monaguillo a la nueva parroquia. Luego se hace monitor de chiquillos y jóvenes junto con otros adultos como Tarsicio o Juan Talavera para fomentar el deporte en los equipos del “Tori”, con trece 13 equipos de fútbol. Millán se encuentra con un barrio nuevo, sin escuelas, sin espacios deportivos, sin parques, sin centros de mayores, sin apenas luz muchas calles de tierra… El autobús llega solo hasta la Plaza del Carmen…

Millán llega del centro de la ciudad. Invita a algunos jóvenes estudiantes de Acción Católica “¿Venís a la Delicias a ayudar a la juventud del barrio?” Ellos promocionan entre la juventud, a través del deporte, la amistad, la vida sana y la protección de la moral, conforme a la mentalidad de la época. Son Miguel Angel Sinova, Martín Luquero, Rodríguez (exjugador del Real Valladolid), se les une Felicísimo… y Carretero, y Trigueros y Cañada y otros de los clubs juveniles como AMJU, HOJUSATO, AMISTAD y otros que se reúnen en locales y casas vacías. Organizan guateques con tocadiscos los fines de semana. Entre todos, en 1971, promueven con el apoyo de Millán la Sociedad Deportiva Pisuerga. Su sede en el Bar Dominó en San José de Calasanz, 14, luego en la calle Segovia, 14. Reivindican al Alcalde espacios deportivos. Pronto pusieron los ojos en la finca de Canterac. Sus propietarios, los curas Escoceses, quieren venderla. Tienen un seminario en lo que es hoy Santuario y van a marcharse de Valladolid.

La finca de Canterac ha pasado por diversas manos. En 1826 era de los Dominicos de San Pablo y la vendieron a César José Canterac. En 1850, pasó a los condes de la Oliva, que edificaron un palacio. Fue célebre en 1908 el crimen de Canterac entre empleados de la finca. Es comprada en 1918 por el seminario de Escoceses, que tiene su sede en lo que hoy es el Santuario. En la guerra fue requisada por los nacionales como cuartel y depósito de material bélico, camiones, tanques… El palacio fue bombardeado, quedando en estado ruinoso, y se derriba en 1943 permaneciendo las ruinas hasta la construcción del actual Hogar del Jubilado. Aún pueden verse sus cimientos y bodegas en el recinto del centro.

La finca está situada en la parte sur del Barrio. Es el único espacio que mira al campo. Sueña la Sociedad Deportiva Pisuerga con un proyecto de parque y campos deportivos. Martín Luquero, médico, con vocación política, en su tiempo libre en nombre de los vecinos hace gestiones con los propietarios y el Ayuntamiento hasta conseguir que se compre la finca. El Alcalde es falangista y hace lo posible por restar protagonismo a la Sociedad Deportiva y aparentar que es un logro propio. Va a haber elecciones de concejales en 1973 y no puede permitir que le salga una «oposición», y menos influenciada por elementos de la iglesia. Se crea un movimiento asociativo, pues tiene 600 socios, para discutir las tácticas de la reivindicación. Se aprovechan los resquicios legales para reunir a los vecinos en aquella de falta de libertades para concienciar a los vecinos a través de asambleas, hojas informativas, etc. y a reivindicar y a reflexionar el porqué se construye un barrio sin servicios, sin plazas y sin espacios libres. Es un método de educación cívica y sociopolítica. Solo se permiten reuniones a asociaciones deportivas, culturales y de familiares.

En una asamblea masiva con presencia del Alcalde, algo insólito entonces, se logra que acepte la adquisición de la finca. Un periodista del Diario Regional informa de la misma como un duelo entre el cura Millán, promotor del asociacionismo, y el Alcalde.

Se acuerda con los escoceses que venden 13 hectáreas y, en un acto de filantropía característico en la cultura anglosajona, donan para el disfrute del barrio las otras 70 con la condición de que no se construya en ellas. En total, ochenta y tres hectáreas, equivalente a 83 campos de fútbol. La Sociedad Deportiva solo tiene dos o tres años de vida. Toman las riendas un grupo de socios que crean la Asociación Familiar Delicias con un proyecto hacer el parque con campos de deportes, piscinas, una Casa de Cultura. También se pide un frontón, un auditorio…

En mayo de 1973 se inaugura el parque de Canterac en la parte alta de la finca. Tiene sus paseos, jardines, juegos infantiles y campos de juego. Se conservan muchos árboles de la antigua finca, una zona de pinar y áreas de esparcimiento.

La parte baja de la finca de cultivo, más llana, está separada de las viviendas por un camino de tierra –luego carretera de circunvalación– por donde iban a principios de siglo pasado los carros al Pinar de Antequera y a Puente Duero sin entrar en la ciudad. Se llama en esta época Mesones de Puente Duero a la parte del camino cercano a la carretera Soria. Hubo allí varios mesones o ventas.

A lo largo del camino se levanta una tapia hasta el final de la finca, ya cerca de la carretera Segovia. Esta tapia se derriba y se construye en las décadas siguientes una serie de edificios. La Asociación Familiar juzga que hay que cubrir las necesidades urgentes para el barrio. Se levantan colegios e institutos para la creciente población infantil y juvenil, un centro de salud, la casa de cultura, un hogar del jubilado, piscinas cubiertas, el polideportivo. Se pavimenta aquel camino de tierra que levanta tanto polvo. Es cada día más intensa la circulación de coches y vehículos militares de los cuarteles cercanos cuando salen de maniobras. La acción de la mujeres, cortando el tráfico en dos ocasiones, fue el determinante. Finalmente se urbaniza todo el conjunto, dando lugar al actual Paseo Juan Carlos I ajardinado.

Esto es hoy aquella finca de Canterac de viñedos y cereales, de árboles frutales, un pinar y regadío agrícola. Cuando no existía el barrio se comunicaba con la ciudad por el camino de Canterac (hoy calle de Canterac), que arrancaba del camino a Segovia muy cerca del Portillo de la Merced (hoy el túnel).

Delicias era un pequeño barrio de casas molineras entre la Iglesia del Carmen y el paso a nivel de Labradores. Las mujeres se sientan en verano al fresco junto a las puertas de sus casas. Los críos juegan en la calle a las canicas o a la pelota o con sus bicis, y los jóvenes al fútbol en los descampados, y crean sus clubs en casas deshabitadas para bailar los domingos. Los hombres beben chatos de vino y juegan a las cartas en las tascas como el Quiquillo, el Manantial, el Rosina, la Vinícola, la Reja y un poco más lejos la Ferroviaria o el merendero de la Bombilla.

Los vecinos, la mayoría ferroviarios, están acostumbrados a organizarse en los Talleres de la Renfe. Delicias fue un barrio socialista desde su inicio. Siempre supo organizar sus reivindicaciones, sus fiestas, tuvo equipo de fútbol, «Europa Delicias», el Veloclub Delicias, la parroquia del Carmen con una cofradía en Semana Santa… En los años cincuenta, con 15000 habitantes, empieza a crecer desmesuradamente con la industrialización.

El parque de Canterac es una conquista de los vecinos que, valiéndose de su tradicional solidaridad, recuperan espacios para el deporte, el paseo, la cultura, la convivencia o el descanso cuando la desmesurada fiebre de la construcción cede el espacio público a los coches, el tráfico y viviendas de cuatro alturas donde había casas molineras aireadas y soleadas con un patio y una parra. Pocos años después lucharán y conseguirán el segundo parque, el de la Paz.

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